domingo, 10 de marzo de 2019

Mercados. Análisis de los noventas por @ed_m_undo

El éxito que tuvo el cine de los ochentas en su rol de interpretaciones, donde apareció por primera vez el nerd, el estereotipo del geek, de la soccer mom, del gordito, de la cheerleader, del roquero, básicamente Breakfast Club aplicado a gran escala, despertaron de la resaca de los sesentas y sus drogas, de los setentas y sus excesos. Vimos todo como un industrial japonés. Si la tecnología llegaba a toda la gente, el resto se encargaría el mercado. Podríamos decir que abrimos los ojos como un japonés. O los cerramos. En los ochentas la principal barrera era el gregarismo. La gente agrupada se limita en tecnología. Antes en una casa había un teléfono. Hoy en día, cada miembro de esa familia tendría un teléfono, que es su propio computador, su propia tele, su propia radio, su propio social network. Hoy es personal branding, lo que hace única a cada persona. Antes eran familias y parejas, Los Smiths, Los González. Mientras más separados estuvieran consumirían más. Ya cuando se consideraban que habían unidad social es la familia, la atomizaron. Genios del marketing. Cuando en los noventas escogieron al teléfono como el aparato que podría acompañar a la persona. En los ochentas éramos como niños mirando fijamente la televisión, que sería el medio para educarnos como individuos solitarios al momento de comprar. Se vende mucho al soltero de Nueva York. Cada átomo familiar consumía más teléfono, televisión pagada, internet. Básicamente con el tiempo hemos aprendido a que muchas islas generan más revenue que un continente. Los noventas pusieron en práctica el espacio personal pero con todos los lujos.

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