miércoles, 28 de octubre de 2009

"Nada como el amor familiar"


por Nuno Acosta

lunes, 19 de octubre de 2009

Hola, soy Ed Undo

he tenido la suerte de existir en el momento de mayor trascendencia de la humanidad, históricamente nos encontramos en la cúspide del progreso. Pero no podemos dejar atrás todo el legado filosófico y shamánico que nos heredaron nuestros ancestros americanos, la verdad es una fruta que es difícil alcanzar, sólo consiguiendo trepar más alto lo lograrás, pero una vez allá arriba, no podrás evitar ver mucho más lejos.

A continuación mi interpretación de la realidad.

lunes, 12 de octubre de 2009

Fruxio37

una joven historia por la joven Liberty Nuquez.


Malena salió con su bicicleta amarilla bajo un cielo colorado. Sobre una llanura que se extendía hasta el horizonte, ella podía seguir las estrellas sin tener que observar el camino. Hasta que de pronto, Malena se dio cuenta de que estaba perdida. Se acercó a tres chicos que estaban sentados junto a un árbol. Les peguntó cómo se llamaban. Ellos dijeron que Alicia, Marcos y Diego. Malena les preguntó si podían ayudarla a regresar a su casa, y ellos le explicaron cómo regresar.

Malena estaba muy sorprendida de haber podido llegar a un lugar como ese y haber encontrado a esos chicos que no eran en nada parecidos a sus otros amigos.

Alicia dijo:
-Malena está cordialmente invitada a venir con nosotros al cumple de Marcos.
Malena esbozó una sonrisa y dijo que sí, pero que tenía que regresar a su casa como máximo, a las diez de la noche.

Diego dijo:
-Si quieres puedes dejar la bici en mi casa –y entonces fueron dejar la bici a casa de Diego.
La casa de Diego era enorme, y al entrar, los cuatro descubrieron de inmediato que allí había una fiesta. Todos bailaban, saltaban y festejaban. Gente por todos lados. Desde la sala hasta dentro de la pileta. Y una señora muy alegre los saludó y les dijo que podía comer lo que quisieran. Y Diego le dijo a su madre que Marcos también cumplía años y la madre de Diego se agachó sobre Marcos, le agarró las mejillas y le revolvió el cabellos hasta dejarlo despeinado.

Alicia fue hasta la cocina y agarró unos papelitos de colores que había sobre la mesada, luego les convidó a los otros.

En el patio, comenzaron a bailar y después de haber bailado sin parar, Malena se dio cuenta de que estaba muy sudada. Le pareció raro no estar cansada y recién luego de pensar eso, comenzó a sentirse extraña y le dijo a Diego que la acompañara a buscar su bici. En el camino Malena le pidió disculpas a Diego por sentirse mal.

-¿Te sentís bien?- le preguntó Diego.
Malena le contestó:
- Me siento un poco extraña, debe ser porque la música estaba muy alta.
En ese momento sus miradas se cruzaron. Malena enseguida miro al cielo, por que sintió que así podría evitar que la sangre se le subiera a la cabeza y vio un árbol muy alto.

Cuando llegaron hasta la entrada donde estaba la bici, Diego le dijo que tuviera cuidado de no volver a perderse. Y le dijo que él tenía su propia casa y que si ella quería, se podía quedar y llamar para pedir que la pasaran a buscar.

Malena se mostró desconfiada, pero después accedió. Diego comenzó a trepar por aquel árbol y mientras trepaba le dijo:
-No creas que vivo en un árbol, mi casa está construida tan alto que la copa del árbol es la alfombra de bienvenida.

Malena observó como Diego subía y subía y trataba de imitar todos los movimientos que él hacía para no caer, y lo siguió hasta que llegaron al punto más alto.
Desde allí Diego apuntó su dedo hacia la luna, y le mostró, con un movimiento de sus dedos, cómo las estrellas se movían desde el centro del universo.

Malena ante el reflejo de las estrellas en los ojos de Diego, ya comenzaba a sentir algo por él.
Diego le dijo:
-Tengo que confesarte algo.

-Qué –dijo Malena.
Desde el momento que te vimos ya estábamos esperando por ti y ahora no podemos dejar que te vayas.

-¿De qué estás hablando? –le dijo Malena muy asustada.

- En realidad, te estábamos esperando desde antes de que nacieras. Somos de la constelación Fruxio treinta y siete, hemos venido desde muy lejos y te hemos estado esperando desde siempre. Desde hace siglos que te hemos elegido para que seas nuestra compañera para viajar por el universo.

Malena tuvo una confusión de sentimientos y se quedo atónita. Diego dijo:
-Sé que te sonará raro, pero déjame llevarte a dar un pequeño paseo. Si no te gusta regresamos.
Malena buscó en los ojos de Diego la seriedad suficiente como para asimilar la situación. Y Diego agregó:
-Una vuelta y regresamos... pero antes –dijo y levantó el dedo índice -tienes que ponerte boca abajo.

Malena, sin pensarlo, sujetó la rama con sus piernas y se puso boca abajo. Diego sacó una piedra de su pantalón y ¡pam! en las rodillas.

Y luego se dejó caer tras ella.