lunes, 27 de junio de 2011

1.Síndrome de Estocolmo, por Ed Undo y Nina Black. S

(N.del E.: nótese que en esta historia de Undo la señorita Black ** interrumpe la trama en párrafos introspectivos y desconcertantes.)

obra: máquina del tiempo (idea: Black S., ilustración: Undo)

Acudí a una nueva cita con mi obsesión, una adicción tan intangible y posesiva como el alba. A comienzos de este día recibí otra pista de mi afán que estaba desvaneciendo de la mente: encontrar a Nina y probar que vivimos en la misma dimensión. Seguro el lector que apenas se engancha a esta historia encontrará intrínseco el entendimiento de esta búsqueda que empieza a copar mi tiempo compartido. Mi esmero es infundado, entre las estribaciones de lo sombrío siempre reaparece ella para causarme olvido.

Llegué a una nueva edificación, camuflada entre la densa selva de cemento, tampoco parece habitada. Me arriesgué a pernoctar en espera de su aparición en una casa ubicada al final de una larga avenida profana. Ustedes verán, ella vive en casa vacias.

**Hola, soy Nina. Escribo estas líneas con unas gafas diferentes: hoy no me reconozco. Hoy quiero ser madre. Veo desde el cristal cuadros de felicidad y miseria, pero predominan las sonrisas. Es pecado desearlo porque debemos esperar a que nos venga la bendición de cielo, y es la primera vez que no estoy de acuerdo. El maquiavelismo lo había sufrido, siglos atrás, la paradoja de conseguir lo fabuloso sin importar el sendero.**

Contemplo el techo de la habitación que me he apropiado. Sobre mi yace el cielo oscuro del manto universal eterno. Trato de unir estrellas, constelaciones, nebulosas y estrellas fugaces con esperanza de que juntas escriban Nina en el vasto cielo.

Estoy seguro que ella duerme junto a mi, quizás no en el mismo cuarto pero bajo el mismo cielo, casi presiento su respiración, me deprimo, sé que estamos en la misma edificación, pero yo soy rehén y ella mi captora, sé que no estamos en la misma dimensión, contemplamos la misma luna, duermo contento disfrutando mi síndrome de Estocolmo.

** Dicen que el que no se quiere quemar no va a la cocina, y yo he ido innumerables veces que ya siento que me estoy quemando. Estoy empezando un nuevo capítulo de vida en donde escojo aprender y no la perfección. **

Despierto renovado, compruebo que la casa está vacia, pero tengo la impresión que estuvo presente, que me encontró dormido, se sentó en mi catre, acarició mi cabello, me dio un beso de buenas noches y desapareció. Lo sé por que ahora reconozco su aroma.



0. La muerte de Nina Black S. en 6 actos

Termina el ciclo de nuestra novel y desconocida escritora que dejó su bella y femenina contribución para nuestro blog. Su obra fue breve y mordaz, queda impresa en nuestras retinas, 3 serán sus nuevas historias, 2 contribuciones del señor Undo y 1 rara composición escrita por los 2 al mismo tiempo, su único cadaver exquisito.

- Nuno Acosta

sábado, 18 de junio de 2011

Con quién hablo, Por Nina Black S.


Undo es mi amigo imaginario. El está en mi mente y lo he construido tal cómo lo he querido. Siempre con su mano extendida, me lo imaginé sintiendo y creyendo lo mismo que yo: el placer de ser productivos, el impulso de ser alguien en esta vida, y en jamás desperdiciar nuestros talentos.

Cuando lo veo brillar me hace creer que me escuchará, pero es ultra ensimismado. Si me entienden? Pero la verdad es que, él no es real. No es verdadero. Es que realmente él es… él es… yo mismo.

Undo me habla a través de las personas. Él es de fácil lectura. Pasa por la vida de espectador, observa las historias y con ojo fotográfico saca conclusiones para tocar las llagas de la humanidad. Es un provocador de profesión porque intenta captar una emoción general para mover los sentimientos de los demás. Eso no es despreciable porque nos mantiene con vida y nos recuerda que no estamos solos.

Eso me recuerda a quién le hablo. Cada uno tiene su propia historia, su cábala, sus manchas. Cosas que nadie ve, porquerías que destacan, confidencias que quisieran ser echadas. Conozco los pecados de los demás porque también son los míos. Siete es mi número favorito. Setenta veces siete para perdonar y setenta veces siete para pedir perdón. Eso nos faltó aprender, la humildad. Me hablo a mi misma y creo que todos deberíamos hacerlo de vez en cuando.

** Nina no soy yo, en eso se equivocan todos. Quien escribe desde este momento soy yo, Ed Undo, esto es un cadáver exquisito, es que verán, cuando Nina está despierta, yo estoy dormido. **

Undo y yo andamos a destiempo pero coincidimos siempre. Su cara fina con ojeras me recuerda mucho a mi padre. Parco, de caminar extraño, de vida desordenada. Viven en una dimensión desconocida, como un globo de vidrio al que jamás tendré (ni quiero) acceso.

Esta madrugada es como ninguna otra. Es la víspera de la destrucción del mundo. Mañana es el día que nadie se imagina, pero todos dejarán de existir. Todo se convertirá en humo flotante, como si nunca hubiésemos existido. Undo se ha dejado ganar por el sueño finalmente y al levantarse encontrará un mundo completamente diferente: una dimensión por descubrir.


Ella vive en una casa abandonada - Ed Undo

Mis historias suelen tener un prólogo pero evito los epílogos por que en mi plan maestro nada debe terminar.

Ajeno a mis intenciones, un día pasé por una gran casa vacía de Urdesa. Afuera, un letrero grande y rojo anunciaba sin mucho afán un se vende. Regresaba de mi heladería favorita cuando algo llamó mi atención. Esa sensación de sexto sentido en celo atrajo mi mirada a esta casa que a pesar de estar en un lugar muy concurrido, nunca en mi vida había visto. Decidí entrar a dar un vistazo para entender que era la oferta que me interesaba de dicho inmueble.

La puerta estaba junta, sin ningún tipo de seguridad, casi me parecio que abrió un nanosegundo antes que la empujara. Como lo imaginaba estaba vacía, igual que la calle. Al entrar supe que algo extraño y triste empalagaba con luces de abadía esta hermosa casa. Bueno, debió ser hermosa en la plenitud de sus años, cuando seguro niños rondaron en silencio jugando a las cogidas en alguna tarde de domingo de algún verano pardo.

Sus paredes estaban integras y limpias, nadie nunca las había tocado. Ahí fue cuando mi pensamiento previo y sordo había sido incorrecto: nunca ningún niño jugó en esta casa. Tampoco un adolescente había pernoctado sin entender su excitación por sus pasillos. Estaba muy oscuro pero como anticipando el evento, mi llavero era una linterna de luz celeste. La primera proyección me recordó la aurora boreal. Su piso de marmol, su entrada de piedra, sus espejos en los que casi no se compartía mi reflejo. La cocina tapiada, los baños nuevos, casi sin uso, la lámpara de gotas de cristal, una mancha en una esquina del techo.

Di 11 pasos y llegué a una habitación grande, de papel tapiz marchito, de grandes roperos, que parecía vacía pero el olor era inconfundible: eran feromonas de mujer, la casa abandonada era habitada por alguien. Su aroma era fresco pero amargo, como si hubiese tenido que madurar muy rápido, salir de un capullo en gestación y verse a si misma larva antes de llegar a pupa. Me acerqué a un gran armario de madera. Nunca he sentido curiosidad pero algo me atraía hacia esa puerta entreabierta. Dudé por un momento, decidí no abrirla, no fuese que adentro hallase algo íntimo, disperso, algo intencionalmente dejado ahí para ser hallado por mi, como dije antes, entre todas mis carencias de humanidad, la que más destaca es mi falta de curiosidad.

Me acerqué a su cama, era demasiado grande para una persona, pero parecía casi planchada, nadie dormía en ella nunca. Noté que el sillón a su lado parecía gastado, un poco deformado por el constante uso sin intimidad que recibía constantemente. Me recosté, la sábana era cálida, la almohada llena de plumas de gansos que nunca vieron el sol. En el instante mismo en el que asenté mi cabeza sobre la almohada me arrepentí de lo que había hecho, quise retroceder mis pasos y volver a ser lo que había perdido. Nunca he sido curioso pero algo místicamente me había atraído a sus dominios, había caído como niño en la trampa más estúpida de mi historia: una puerta abierta.

Cerré los ojos como para borrar lo que acababa de ver y salí corriendo hacia la puerta esperando que aún estuviese abierta. Crucé el umbral pero regresé a dejarla junta y precisa como había sido encontrada. Corrí hasta que mis pulmones empezaron a expulsar nitroglicerina, hasta que mi cuello ardió como queriendo eyectar mi cabeza, mi cuerpo deseó poder invocar la combustión espontánea. Me detuve, había cometido un error aún más terrible que haber entrado, había dejado olvidado mi helado en una funda blanca y ruidosa, había dejado abandonado mi marmoleado de mora. Es que verán, cuando me recosté en la cama y miré hacia el techo, vi escrito en crayón el nombre la persona que vive en esa casa abandonada de Urdesa, en el techo estaba escrito: Nina.

martes, 14 de junio de 2011

IAN TATE POLANSKI, episodio 1 por Ed Undo




La noche es fría y eterna para los que morirán en ella.

Las golondrinas aguardan al amanecer si es que algún predador no se las come sin que ellas parpadéen. Los letreros desvencijados del viejo restaurante del camino a Hollywood. Charles había pedido café negro, sin azúcar, sin cuchara. Lo acompañaban 4 individuos de aspecto hippie, de aspecto sucio. Uno de ellos silbaba una canción de los Beatles, ninguno de ellos sabía deletrear esa palabra. Charles esperaba tranquilamente que se enfriara su taza de café mientras murmuraba algo entre dientes, eran 3 palabras que se repetían una y otra vez, ininteligibles, nefastas.

La noche es tierna, triste y estancada cuando se va a tomar una decisión que cambiará el curso de la historia y más importante aún, cambiará el curso de esta historia. Más adelante hablaremos del personaje en cuestión, quién en la historia aún ni siquiera ha nacido, de su extraña vida, de sus años perdidos, de su rebelión, de sus compañeros, de su infierno personal, de su amor inalcanzable, de su viaje en el tiempo. Pero no nos adelantemos, empecemos a contar la extraordinaria y bizarra vida del personaje.

Uno de los acompañantes se levantó precipitadamente y levantó la mano derecha al aire, los otros 3 los miraron. Frente a ellos, con la mirada siniestra y la ceja levantada, debajo de esos ojos, debajo de su cabello, debajo de su barba, frío y calculador como la noche, Charles Milles Manson planeaba su último atentado contra la humanidad. Era el invierno de 1968 y las 3 palabras que repetía entre dientes una y otra vez eran: Sharon, Marie, Tate... Sharon, Marie, Tate... Sharon, Marie, Tate... Sharon, Marie, Tate... Sharon, Marie, Tate... Sharon, Marie, Tate...

Sharon Marie, como la solía llamar su esposo, tenía 8 meses y medio de embarazo. Esa noche moriría pero lo haría sola, no por que su esposo estuviese de viaje, definitivamente no por que su compañia también iban a morir; sino por que alguien sobreviviría este asesinado, alguien de quien no tuvimos noticia, siempre fue considerado como un acto de satanismo y pasado por alto: su hijo.

jueves, 9 de junio de 2011

Nina, por Nina Black S.


Primera entrega literaria de esta desconocida e inquietante escritora.

Prólogo por Ed M. Undo

He presenciado durante innumerables vidas la vida de otros, contando sus secretos, siendo invisible, carente de sentimientos, analítico, inquisitor, devastador de sueños, apático, un perfecto imbécil. He encontrado a alguien que en esencia podría ser como yo al escribir, excepto en algo fundamental: ella me puede destruir y lo hará. Sin palabras para describir lo que siento, les presento la obra en letras de Nina Black S.


1

La ves desenvolver un caramelo blanco con sus grandes ojos negros. Su mirada justa, sus pulmones sanos, como si fuera una pluma en movimientos espirales rozando mis mejillas. Me encantan sus reacciones diplomáticas. La sientes circular en el aire, su tranquilidad, su falta de deseo. No necesita nada en esta vida, ni placer, ni sufrimiento. Su entereza, su carácter, su no parasitismo me obsesiona. Hablar con ella es una cosquilla en el estómago. Nunca pide explicaciones. Su piel es la falta de cretinismo.

Es mi centro de atención para mi falta de coherencia. La veo y como no encuentro nada, supongo que no sabe nada. No puedo estar más equivocada.

Me la he topado un par de veces, la mayoría en la mañana, pocas en la tarde, casi nunca en las noches. Su sonrisa es un faro en la ciudad y vida para mis enemigos. Todos la tratan como si la conocieran desde siempre, como si se pudieran leer a través de ella. Me encanta verla cuando se enamora. Es una completa idiota. Como todo en su vida, su entrega es completa e intenta sacar lo mejor de él, de salvarlo. Cree tener el poder de hacerlo, pero en el fondo sus intenciones son nobles y sus decepciones superan doblemente las veces que se ha enamorado. Cree en las almas gemelas, por alguna razón que aún desconozco, y en todas esas cursilerías del reconocimiento de dos almas en el tiempo. Ha tenido innumerables oportunidades para lanzarse, como toda mujer, a la seguridad de estar en compañía, pero tiene un gusto especial por las apariciones de esqueletos exquisitos, esos como cenizas que flotan haciéndose humo.


2

Sus ojos parecen luces de las que te dejan ciego. Su piel es toda una erosión y da ganas de morderle los labios. Ella besa y toca con sus dedos cada milímetro del cuerpo que desea. No tiene espacios intermedios. Su pasión destila noches de máximo placer en niveles desconocidos.

La veo en las noches, es extraño no encontrármela. Es puro deseo. Excitante. Las ideas la controlan, utiliza palabras innecesarias y todas sus acciones son inútiles. Ella no cree en las leyes del tiempo y el espacio. Tampoco en los convencionalismos sociales.

Ella toma, fuma y dice malas palabras. Dice que las personas no podemos dominar lo que sentimos y a veces ni controlar lo que hacemos. Cuando empieza la presión, grita, se queja o se calla. Así, no le ha dado la gana de hablar, ignora, pretende hacer creer que nada le importa, que todo le da igual. Pero realmente es una mala actriz. Manipuladora de ella misma, se engaña. Ella tienta.

Siempre ha estado reprimida. Quien sabe cuántos siglos habrá esperado. Pero ella sabía que un día coincidirían en tiempo y en espacio. Se aproximarían físicamente, se conocerían, intimarían.


3

El encuentro llegó. Rivales necesarias, siempre habían coincidido a destiempo. La sensatez hasta ahora había ganado todas las batallas.

Deben saber antes que una historia previa las había marcado. Palpar día a día la destrucción de su ángel materno a causa de un adulterio. Lo sufrieron, lo vivieron, lo odiaron. Sus vidas enteras fueron marcadas por un acontecimiento que ocurrió en dos dimensiones que nunca olvidarían. Destrucción en todos los niveles, su madre se dejó morir. Un cáncer, poca autoestima, falta de ganas de vivir. No he visto a nadie hacerse tanta leña por estar con el hombre equivocado. Desde este episodio, ellas prefieren no tener compañía en las noches, alejarse de ellos y de toda especie de imbéciles caníbales.

Ella es la herida por excelencia, pero la más fuerte. A muy corta edad (aún no se había desarrollado), tuvo que aprender a ser acero y pilar antisísmica de su hogar. Las paredes se le caían abajo. Aún, detrás de su sonrisa hay lágrimas cada noche que no logran consolarla.

Pero como todo en la vida, una causa tiene su efecto, ella adquirió una cicatriz, enfermedad incurable según los psicólogos de por vida: la ansiedad. Un soplo en el corazón, dolores en el pecho, falta de respiración, niveles de tristeza subterráneos aparecen cuando una situación le genera muchas emociones. Son su talón de Aquiles. La acompañarían toda su vida. Nunca ha podido tomar una pastilla porque cree que es naturista y su cuerpo cómo se enferma debe curarse sólo. Sólo puede evitar las situaciones que la crean aunque esto implique evitar las relaciones personales.

Basta decir, que para una niña, es una de las pesadillas más horrorosas que pudiésemos imaginar. Se robaron su infancia, su inocencia, su confianza. A partir de ese momento supo que nunca sería la misma. Se volvió fiel hasta la ridiculez y recaudó rencor contra quienes habían sido infieles con ella… y con ellos mismos.


4

No existe peor palabra en el mundo que la casualidad. Eso no existe y nos roba lo esencial, la razón por la cual vinimos a este mundo que la resumo en una palabra: aprendizaje.

Existen presencias de personas que nos transforman y se me ocurren tres o cuatro que lo habían logrado. Pero hasta ese momento, nunca habían conocido un ser que las uniera tanto como para enfrentarse. Sabían que la escena llegaría, pero jamás pensaron que fuera tan karmático.

Ella se había convertido en lo que más odiaba en la vida.

Ella se había enamorado de un hombre con familia. Idea inconcebible que jamás permitiría. Imposible. Eso sólo le sucede a tipas como esas, pensaba.

Al principio, creía que sólo le simpatizaba como ella es con todo el mundo, espejos de la humanidad. No hubo una razón en específica ni era su tipo. Ella lo ubicó fácilmente en un cajón desconocido de amores platónicos.

Ahora recuerda más detalles. La primera vez que lo vio, pensó que sería más bizarro. Pero no fue así. Era callado, un poco retraído, equis. Ella estaba en ese momento decidiendo si seguiría con su antigua carrera de diplomática o se dedicaría a andar por el mundo de las artes, el cual no conocía y sabía lo duro que sería empezar desde cero. Tenía sus sentidos, su hermenéutica y su corazón y estaba dispuesta a lanzarse. Justamente en esas etapas de explote de creatividad, sincronizaron en tiempo y espacio, hasta ese momento, sin tener la más mínima idea de lo que luego sentiría. Ella se había desconectado en un viaje, y a su regreso ellos coincidieron cuando más estaba sola, cuando podía pensar y sentir por ella misma, cuando ella era sólo ella. No es coincidencia.

Hay un día en especial que la hizo revelarse. Fue cuando inconscientemente mandó al diablo la compostura. Sólo quería agradecer al universo por poner a este ser en su camino dándole todo lo que poseía (aunque casi no tenía nada). Ni se daba cuenta, pero era su forma de decirle a Dios que le agradecía haberlo puesto en su camino y no le importaba tener nada. Sólo deseaba tenerlo cerca. Y Él… El respondió. Y los alineó.


5

Ella pudo entender lo que sintió él, ésta figura de antaño que la había motivado a no depender de nadie y a ganarse las cosas por su cuenta. Por primera vez, ahora sí, podría mirarlo a la cara y no juzgarlo, no sentir que le quería escupir en la cara. Podría ahora sí recibirlo. No le negaría los regalos ni la tranquilidad económica que ella había rechazado durante tantos años recibir, sólo por el hecho de venir de quien le había hecho tanto daño. Sería la primera vez que tendría un día del padre sin resentimientos. Ella ahora lo ha perdonado.

Te entiendo, créeme, ahora te entiendo. No fue por egoísta ni porque no me querías. Es la vida y tú eras sólo un muchacho que no sabía lo que querías. Te equivocaste temprano, ¿quién soy yo para juzgarte? Te amo y sé lo difícil que tuvo que haber sido. Noches de infierno, la incompatibilidad es más o peor que el cáncer, te mata poco a poco tu esencia. Amarme no hubiera sido quedarte por mí. Perdóname, ahora lo entiendo.

- No sabía que al lanzar la primera piedra, sería en unos años, mi cuerpo el desfigurado.-


6

Sólo sabe que quisiera pasar toda su vida con él. No es algo físico, pese a que lo hay. Es todos los tres niveles que pocos lo encuentran. Es la fórmula para quedarte de por vida. La conexión es espiritual, de alma y de cuerpo. Ha destapado su ansiedad y cada vez que está cerca, ella quiere irse, porque siente que su corazón salta de su pecho y se le dificulta la respiración. Ella… ella lo ama.

Nina está descontrolada. Se autodestruye en las noches con pensamientos. Ella controla todo, desbordando todo lo bueno, lo honesto y lo justo que había construido hasta ese momento. Se dice a si misma que no hay muros cerca, y el que existe, es un engaño, porque esa pasa elevada en los días a escondidas y es su adicción el infierno que le espera a su amado. Jamás estarán en la misma sintonía y él es luz que no merece su propia infortuna.

Es tarde y pese a los intentos de Nina de justificar lo injustificable, y querer convencer de lo inconvencible, ha estado a un paso de ganarle a la cordura. Se aprovechó de la nobleza y de las ansiedades para ganar campo, pero una historia es siempre una historia y su recuento cuando es profundo es invencible.

Como narradora me he obsesionado con la idea de que lo relatado no dice nada y dice todo. He tenido que entrar a la historia para enderecer a Nina. He sacado su lado débil. Ella no puede hacer tanto daño, ella sabe lo que puede causar en una persona. Ella aunque se cree dura, no podría vivir con su conciencia. Se suicidaría.

Nunca antes ser indiferente significaría tanto amar a una persona. Algún día espero que lo entienda. Algún día espero que sepa que aunque a ella le duela, es en el sacrificio de verlo lejos cuando más lo está amando. Que prefiere enfermarse sola que ser destrucción. Ojalá algún día sepa su protagonismo en su vida, o quizás nunca se entere. Tal vez crea simplemente que está loca. Pero él, no ha sido cualquier historia.


IAN TATE POLANSKI, la primera saga de Ed Undo, próximamente

tenemos el máximo honor de haber empezado a recibir una épica historia que Ed Undo asegura no tiene nada de ficción, que es la realidad que no podemos aceptar que exista. En los próximos días empezaremos a postear este errático cuento de un personaje que de existir, cambiaría nuestra forma de percibir lo real, lo irreal y lo surreal.

miércoles, 8 de junio de 2011

Lo que para ti es amor, para mi es Síndrome de Estocolmo

por Ed Undo en su más extraña entrega: un poema.

6
Siempre recuerdo el día en que la olvidé
Nubes, marea, calidez
Siempre olvido por qué lo hice
Marea, influenza, su palidez
Eran sus dos ojos de vidrio
por que su corazón era ciego
Era nereida de hielo
su faz aunque nivea se perdía en el sueño

5
Qué saben ellos de viajar en el tiempo
nunca han deseado nada para merecerlo
Celos por primera vez los vi el día que te conocí
Yo por sincero, tú bajo la influencia de las mareas
Siempre pierdo si apuesto lo que tengo
Apareces a toda hora, eres parte del firmamento
Te precipitas a mi, yo que ando en celo
y caigo rendido a tus pies, tú lo haces por hacerlo

4
Miras hacia atrás para encontrarme ajeno
simulas antojos vanos, peleas, destierros
si fuimos lo que somos fue por pionero
no nos conocimos primero, ya está hecho
Difícil conciliar sueño en sequia de invierno
Infierno, radical y amargo, testosterona, infierno
Tú eres Estocolmo y yo el prisionero
Fundo en ti mi ciudad, luego salgo corriendo

3
Nos conocimos en Estocolmo, tú captora yo rehén
firmamos mutuos acuerdos que yo moriría primero
fuiste brisa, león, cárcel, oscuridad, pantano y edén
fuiste mi prisión, mi celo, mi lucero, mi madrugada
mi tiempo, mi silencio, mi significado por lo incierto
Fue en Estocolmo que conocí el amor pasional
cuando tú no existías, cuando yo era ciego

2
Ya no hacen el amor como antes
tú altiva y radiante, yo un simple homo erectus
tú caminas bajo la luna, yo de día y a destiempo
Nos reconocimos con la segunda mirada,
tú bipolar y altiva, yo un homo sapiens honesto
No te podré adorar por que perteneces a lo etéreo
tú te lo pierde, tú te robaste mi tiempo

1
Somos almas incompletas, juntos hacemos una persona buena
llegué al parque a conocerte, llevé flores sin florero
eran las últimas antes del hospital, te esperé por siglos enteros
pero no habías fallado, estabamos en el sitio correcto
tú altiva y menguante, yo taciturno, intrínseco, manantial de pasión
fue el día que descubrí que no habitabas en mi misma dimensión