domingo, 2 de octubre de 2016

Flor de muertos, antología de Virginia Silent por @Ed_M_Undo

imagen de rosto de mujer formado por flores junto al título del cuento Flor de muertos, por Ed M Undo del blog de literatura independiente ecuatoriana Ficcion Dislexica


Y mientras contemplaba la lluvia desde el balcón blanco de la habitación del motel en el que me había hospedado, me daba cuanta que los últimos meses había sido como vivir en un sarcasmo, era la afirmación de lo que podría ser verdad. Y no lo era. Caminaba instintivamente pensando, escurriendo mis pulmones en eternas oleadas de humo de cigarrillo, dándole el aspecto de película extranjera a la habitación en la que me hallaba. Mi celular, mi laptop, mi GPS contrastaban con la rudimentaria televisión que imploraba por no ser prendida y así no aguantar el zumbido de su rigor mortis en celo, la mesita liliputiense, café, gastada y cansada de ver siempre a la misma pared desde que los recuerdos tienen memoria. Me hallaba cabizbajo, sentado en el centro de la cama del colchón de piel de nube, envuelto en una sabana amarillenta a punto de desintegrarse y dar paso al áspero colchón de algún textil extinto y errático de los Himalayas. Me contemplaba a mi mismo desde la desproporcionada silla que custodiaba la esquina menos iluminada del cuarto. ¿Quién era yo y por que me hacía esta pregunta? No lo sé. ¿Qué hacía en ese lugar y por qué había pasado las últimas horas en la espera más impasible de mi vida? No me pregunten, ni el ni yo lo sabemos, simplemente mantenía mi vida en constante tensión, no sé si por la misma razón por la cual había dejado cargada el arma que me entregó Virginia al llegar al extraño lugar donde me había guiado, y más aún con sus últimas palabras antes de desaparecer tras la puerta del derruido cuarto. “No dudes en dispararle a nadie que se te acerque… y si notas algo extraño en mi, no dudes en dispararme”.

Las sombras habían perdidos sus formas y la tarde se fundía en una sofocante noche, que entró con bombos y platillos al candor de las comparsas de grillos sordos, que acribillaban el ambiente haciendo mas difícil respirar la asfixiante calma del lugar. Un ridículo insecto café atravesó sin miedo el maderado piso corroído por las pisadas de antaño. Se movía con elegancia, pero igual lo iba a aplastar “No vaya a querer transplantar sus huevos en mi espalda, no haría una buena madre nodriza…. El bicho zigzagueaba  en la madera asimilando un estado etílico. Me levanté de la cama que soltó un quejido y un bostezo moroncial que hizo erizar la piel de mi nuca. La herida de la pierna había dejado de doler, eso era bueno porque el brujo había dicho que sería un suicidio intentar otro viaje en ese estado. Aparecí erguido y con otro aspecto frente al espejo que dibujaba a quien debería ser yo, pero aún sentía que no lo era. Mi cabello estaba desarreglado, pero eso era normal, bueno, hacía mucho tiempo que lo había sido. A lo que aún tenía recelo mirar era mi brazo derecho, las vendas ensopadas en sudor y sangre dejaban ver parte de la marca negra que había dejado el viaje. Si tan solo pudiera recordar como me la hice. El shamán juro que era la primera vez que había visto algo así, que nunca nadie aparece estigmatizado….o por lo menos esperaba que fuera cierto.

Regrese a rastrear al insecto que intentaba de cruzar todo el piso del cuarto con la parcemonia del que no quiere llegar a su destino final. Di varios pasos tambaleándome y por alguna extraña razón regresé a ver donde estaba la pistola, o por lo menos la almohada. El bicho se metió detrás de la silla que parecía no pertenecer a ningún tiempo, así que decidí moverla para poder pisarlo. Su peso era descomunal y hasta la sentí demasiado fría para el calor que estaba haciendo. Moví la pesada silla con solo mi mano izquierda. Un insípido frío gris comenzó a subir por todo mi cuerpo, arrancando de mis venas la sangre y reemplazándola por desesperación. No sé si dejó de transcurrir el tiempo o simplemente viví el segundo más largo de mi vida, en el que toda tu vida pasa ante tus ojos, pero yo solo recordaba al bicho café volteado sobre su espalda, dando los últimos pasos de su estéril vida, pero cuando mis ojos regresaron a releer aquel mensaje mal escrito tallado en la pared mohosa que ocultaba la silla, no tuve tiempo para volver a sentir miedo, por instinto o por inercia, mi mano seguida de mi cuerpo se abalanzaron hacia la cama en busca del arma. Pero era demasiado tarde, mientras intentaba sacar de mis pulmones todo el aire contenido, mientras intentaba no perder el equilibrio por  apoyar las pocas fuerzas que me quedaban para seguir luchando, ya no por la vida de toda la humanidad, sino por lo mas básico, la mía, mientras  seguía recordando los últimos movimientos del afortunado (por ya no tener que seguir viviendo) insecto, mientras veía la puerta que había trabado, abierta, mientras recordaba su sonrisa empañada de la muerte ingrata que me la había arrebatado y había llegado hasta este pequeño e inmundo pueblo de Ecuador olvidado por la humanidad y los colonizadores blancos, mientras veía a Virginia Silent parada al lado de la cama apuntándome con un arma, mientras observaba la almohada que la ocultaba en el piso, mientras que me enfurecía conmigo mismo por querer reírme de toda esta situación, mientras me preocupaba por haberlo olvidado, no dejaba de repetirse el eco de mi conciencia en mi cerebro, la frase más corta y significativa de lo que intuía quedaba de mi vida “Mira detrás de ti Molina, ya estás muerto”. Su cara se volvió a ver angelical antes de desaparecer en la densa niebla que había invadido el cuarto….era humo y debía de haber salido del arma,  Ya era demasiado tarde, la frase había dicho la verdad…ya estaba muerto.

(Escrita por el lunes 27 de Enero del 2003)



martes, 9 de agosto de 2016

Las mil caras de Brad Pitt, por @Ed_M_Undo

imagen invertida del actor Brad Pitt


La cara de Brad Pitt, del tamaño de un edificio de 27 pisos, mira con desdén a la ciudad en su amanecer. El mismo Brad Pitt, abre los ojos de su cama de 4 plazas, su cara acariciada por la sábada de hilo egipcio que una de sus ex esposas compró en Egipto. No recuerda cual de todas. Ni en qué viaje.

Brad Pitt a invitado a todos sus amigos cercanos, a sus publicistas, a algunos de sus vecinos y a todos los medios de comunicación a una velada en su casa para revelarles su nuevo proyecto. Su relacionista público fue internado en el hospital luego que se rehusó a decirle de que se trata. Brad le dijo que es la mejor idea y decisión que ha tomado en su vida.

La noche de la velada, la crema y nata de la industria de Hollywood empieza su larga jornada de preparación y acicalamiento para ingresar a la mansión Pitt, que escogió una de sus ex esposas, no recuerda cual. Brad se reune con todos sus hijos, los biológicos, los adoptivos, los in vitro, los bastardos, los ajenos, los sobrinos, los inseminados, los huérfanos. Les dice que los ama y que mañana un abogado amigo de papi va a venirles a contar acerca del dinero que administrará por ellos hasta que cumplan 21 años. Una de sus hijas, no recuerda si es biológica o adoptada, le pregunta si se va a alguna parte, a algún país a filmar alguna película con alguna otra actriz, pero Pitt le responde que no se va a ir a ninguna parte, incluso, ya no tendrá que volver a salir de casa nunca más, podrán ser felices y pasar todo el tiempo junto, siempre que ellos quieran verle la cara todos los días. Los manda a dormir temprano. Da la orden a sus niñeras que no los deje salir ni entrar en contacto con el mundo exterior por 10 días. Ellas mismas deben estar incomunicadas.

La fila de carros mide 7 kilómetros, entra Perez Hilton, entra Buzzfeed, entra Universal Studios, entran 2 de las Kardashian, entra CNN, entra Hufftington Post, entra el Miami Herald, entran otros Kardashians. En fin, pueden imaginar a todo Hollywood, de los que son parte de la industria así no se encuentren en California, entrar al inmenso lobby de la mansión Pitt.

Puntual, con un frack y la sonrisa tenue, baja las escaleras Brad Pitt, tiene preparado un micrófono frente a un tanque negro. Inicia su discurso. Como todos saben quien soy (todos ríen) yo no tengo que saber quienes son. Como saben he actuado en todo tipo de películas, de acción, de guerra, de paz, románticas, road trips, comedia, comedia negra, terror, misterio. Hace una mención especial en Fight Club, dice que esa película sí le gusto verla más de una vez (todos ríen). Les cuenta que ha pasado los últimos meses contemplando su cara en vallas, en edificios, en todas partes. Admira como no se aburren de verlo siempre (todos ríen). Dice que los estudios para los que ha trabajado y le han pagado muy bien tienen los derechos para usar su imagen por más de un siglo, imaginen, otros tienen derecho a mi cara. Qué extraña a una de sus ex esposas pero no recuerda a cual. Que no abre una sola revista o navega en internet hace años por que no soporta encontrarse en una pantalla o una página. Que no ve sus películas desde Fight Club. Que muchas veces a la persona que ellos ven en la pantalla no es él, antes era un doble ahora es una animación en computadora. Que las últimas películas no las ha protagonizado sino que se limita a aprobar lo que hace el muñeco de la computadora por él. Que las últimas 5 películas ni siquiera las vio, solo las aprobó.

Brad Pitt abre la tapa del tanque frente que se encuentra frente a él y les dice a todos, díganle adiós a mi cara (todos ríen), por que la voy a convertir en mía solamente, no quiero que me recuerden por una cara bonita nada más (todos ríen), soy un ser humano y aún tengo edad para serlo. Esto es ácido y ya no me volverán a ver como era. Brad Pitt sumerge su cara por un tiempo, su relacionista público corre hacia él, piensa que es una broma, una de esas películas documentales falsos, mockumentaries, lo toma del pelo y al levantarlo su cara se ha caído y solo tiene músculos y pedazos de carne, uno de sus ojos se chorrea blanco sobre el rojo carmesí de su carne, su lengua está negra chamuscada. Todos gritan.

lunes, 8 de agosto de 2016

Poesía por @Lucy_Molly

Nos hemos matado ya tantas veces
cobrado tantas veces, como si fuéramos el karma del otro
nuestra venganza fría es la distancia.

El orgullo llama y contesta la débil nostalgia
damos un paso atrás, pretendiendo olvidar
vamos a apostar por la góndola de la segunda oportunidad.

Pero decidimos hacernos esperar
porque no dar señales también es una señal
porque en el fondo ya sentimos el final
lo queremos, lo conocemos
pero, pero, pero...

Y volvemos a empezar, con el pasado remendado
cociendo el presente con los ojos cerrados.
...

Tú y yo sabemos lo que queremos, y lo que no
Ambas opciones somos nosotros
Somos un círculo ansioso, con un complejo final feliz.

martes, 5 de julio de 2016

Cadáver exquisito no. 83 por @Ed_M_Undo

Su extraña voz su extraña facha
carecía de gravedad en las madrugadas
era cuando más la extrañaba
su nombre terrestre era desconocido por sus amigos
pero sólo alguien lo sabía
ese alguien no existía
en sus madrugadas, pues de día aglomeraba espantos
y atormentaba a la gente con su ego tan ancho
y sus peinados de montañas rocallosas,
así se imaginaba,
aunque blanca como la luna que habita en las alturas,
su sueño era pedestales moribundos que 
rechinaban un óxido que hacía música silenciosa
frente al barrio de chabolas que los habitaba
la soledad intrínseca e histriónica por 
un elefante rosado lleno de pelusas de osos abandonados.

Esos osos con los que nos ahogamos de risa
en un vendaval de nieve candente
de ceniza de opio, de un rascaestrellas fugaces
que hipnotizado por los cometas que veía
al pasar acío como él solo pero con la esperanza
de que mañana fuese color rosado como el algodón de azucar 
que él compró cuando era tan dueño de su imaginación 
de su libertad rayando paredes
con sus tentáculos que no eran más que aspavientos
con los que detenía a viajeros en caballos y mulas.

sábado, 11 de junio de 2016

Paciente # 1984, drama noir por Ed M. Undo y Victoria Silent

María tenía su número colgando en su mano, en una tira plástica irrompible. Su número era 1984.

María fue ingresada a las 600 horas. Sus contracciones empezaron mientras dormía. Llegó en un taxi Lada con motor a gas y el conductor solo le ayudó a abrir la puerta cuyo sistema de apertura funcionaba con un alambre.

Luego de una somnolienta espera agraviada por el sopor de la mañana y el sonido del óxido de los ventiladores grises de tanta suciedad, María fue conducida a una nueva sala de espera donde habían 4 enfermeras con guantes negros de fregadero. Cada una de ellas se refería a María como mi amor, mi princesa, mi reina, mi barrigona y mi lucero. En la misma sala habían 5 embarazadas esperando dar a luz en este hospital sacado del peor sueño revolucionario de la Unión Soviética. Pero estamos en el año 2016 y en Ecuador. La espera venció su lucidez y cayó dormida entre contracciones que le refrescaban el cuerpo. Cuando María despertó encontró en su abultada barriga un catéter grueso clavado encima de su ombligo. Parecía que le hubieran hecho un piercing en la barriga. Su catéter estaba vacío, pero el de su compañera de espera tenía un líquido que muy lentamente ingresaba a su barriga y por consiguiente a su útero. Contemplándolo escuchó el leve tamborileo de las gotas de lluvia impactando techos de zinc. El sonido de la lluvia a la distancia le brindó calma. También escuchó una conversación entre murmullos de enfermeras donde mi lucero le decía a mi princesa "le puse oxitocina para adelantarla, tengo que llegar a la casa más temprano". Inmediatamente la muchacha de a lado empezó a gemir fuerte y a sentir una contracción tras otra, estaba en labor de parto. Las enfermeras se llevaron a todas las embarazadas a otra ala del hospital.

El hospital era un monumento a la Guerra Fría. Sus corredores sucios de tantas manos que habían sobado sus paredes no evitaban recordar que eso color café verdoso pegado sobre la pintura que se descascaraba era grasa humana. La grasa humana estaba pegada a distintos niveles, por personas que tocaron la pared mientras caminaban, otras a la altura de manos que se extendieron a nivel de su camilla o silla de rueda. Ciertas luces fluorescentes titileaban, incrementando el parecido a un pasillo de ejecución hacia una silla eléctrica.

María se sentía adormitada, la silla de rueda en la que la dirigieron al consultorio del doctor Mena era empujada con fuerza, era como si no quisiera rodar. María inclinó su cabeza hacia un lado y vio que la rueda izquierda no giraba por la cantidad de pelos que tenía enrollada. Se detuvo en una larga fila afuera del consultorio. Las mujeres de distintas complexiones y bajos estratos sociales entraban con sus grandes panzas, algunas en camilla otras a pie. El rigor del dolor estaba presente en sus caras. Entraban por una puerta y en menos de 5 minutos por la siguiente puerta volvía a salir la madre en una camilla, inconsciente y sin barriga. Al niño no se lo veía salir por ningún lado. Ingresaba la siguiente al consultorio.

Horrorizada María decidió escapar. Se levantó con mucho dolor de su camilla mientras la enfermera se retiró a traer más pacientes al consultorio. María salió sin mirar atrás, nadie la detuvo, nadie la miró. Recordó que ni siquiera alguien la admitió al hospital. María salió a la calle para encontrar el mismo taxi Lada, se subió, sabía como funcionaba el sistema que cerraba la puerta.

María huyó del hospital para darle a su hijo un parto natural, doloroso y paciente. Nunca más volvió a ver a ninguna de las embarazadas con las que compartió esas horas. María no dio a luz ese día, ni el siguiente, aún no era su fecha. Su niño nació sano, su recuperación fue inmediata.

miércoles, 13 de abril de 2016

Creatividad, ¿A dónde te has ido? por Elizabeth Click

Hace horas que intento dibujar trazos dignos de no ser borrados, pero la goma de borrar gana la partida en cada línea que intento inventar. ¡la creatividad me ha abandonado! No sé en qué boceto la perdí, no sé en qué hora silenciosa se escondió de mi. Miro y remiro esta página en blanco deseando que me hable de aquel rostro desconocido, de alguna mirada perdida en este vacío, de aquella sonrisa que despierte mis sentidos.

Nada.

Vuelve le digo; quiero inventarte, quiero volverte trazo, quiero hacerte cuadro, quiero convertirte en arte, quiero llenar contigo este aletargado abismo. Le hablo y tiene la osadía de no contestarme.
A dónde estás? Creatividad, a dónde te has ido?
Ahora mismo la goma de borrar es mi peor enemigo."


Esperando sea de vuestro agrado, y sin otro particular 

domingo, 27 de marzo de 2016

3 días en el infierno, ficción histórica por @Ed_M_Undo

fragmento del cuadro El Jardin de las Delicias del pintor El Bosco junto al título 3 días en el infierno, ficción histórica por @Ed_M_Undo

De acuerdo a la tradición cristiana, al morir Jesús en la cruz resucitó al tercer día. ¿Sabes que hizo en esos 3 días en los que su cuerpo estaba en la cripta que donó José de Arimatea? Bajó al infierno. En serio. Esta pudo ser la historia que no se cuenta ni en la Biblia ni en escritos apócrifos:

El infierno parece un bosque denso y frondoso que siempre tiene la iluminación del atardecer. Su cielo es como nuestro cielo antes de empezar una tormenta. Nunca llueve en el infierno, no por eso hace calor como nos han enseñado, pero nunca llueve. Su cielo es nuestro infierno, nuestro piso. El diablo no quiere nada que provenga desde su arriba, nuestro abajo.

Se abre un agujero en el cielo del infierno, aparece un haz de luz ¡boom! algo cae como un cometa en línea recta desde arriba. Cuando el polvo se disipa vemos a Jesús, sano, con su manto blanco, sus sandalias de cuero, su semblante humano. La principal característica de Jesús, el hijo de Dios, el dios entre nosotros, es la inmortalidad; por lo cual nunca tiene prisa, por lo cual nunca se enfada. En poco tiempo regresará al Cielo. Su paso por el infierno está en cuenta regresiva a la salvación eterna.

Lo vemos caminar 10, 20, 30 kilómetros en un desierto. Se acerca a unas formaciones rocosas como estalactitas que apuntan al cielo, su cielo, nuestro suelo. De pronto vemos que algunas rocas son seres, casi humanos, levemente deformes, como pintados por El Greco, totalmente blancos. Se esconden inmóviles, parece que Jesús los ciega, ellos cubren sus rostros contra la piedra. Jesús ingresa a los canales rocosos, conoce su camino. Mientras se detiene a admirar el paisaje salido del cuadro El Jardín de las Delicias de El Bosco, uno de esos seres penitentes toca la punta de su sotana de Jesús y el primer evento sobrenatural desde su llegada sucede. Este ser empieza a temblar, sus ojos se tuercen y recobran el color humano, color café oscuro, su cuello mira hacia el cielo y de pronto se cae hacia arriba. No estás leyendo mal, algo la lanza al cielo, su cielo, nuestro suelo. Como ver al revés a alguien cayendo en una precipicio. Lo vemos desaparecer en el cielo, su cielo.

Ahora todos saben que Jesús está en el infierno. Su caminata constante dura 5 horas hasta que llega a este inmenso trono, un trono que no se ha visto en la más deslumbrante fantasía sacra del Renacimiento: oro, piedras preciosas. Todo Roma no lograría asemejarse al esplendor del trono del diablo, quien a su contraparte parece un tipo normal. No tiene barba, su ropa es sencilla, sin joyas, sin lujos. Igual que Jesús, a pesar de pertenecer a las más altas esferas del mundo celeste, se parecen a nosotros los humanos.

Jesús y el diablo se miran, este se mantiene de pie, junto a su trono mientras el hijo de Dios se va acercando, todas las criaturas semihumanas del infierno están pendientes del encuentro, algunos no pueden ni siquiera ver, sus pecados los mantienen ajenos a la situación. Cuando Jesús llega, lo abraza con sus ojos cerrados, su mano sostiene la parte trasera de la cabeza de Luzbel, este no se mueve, hierático parece estatua. Jesús está feliz, pone su cabeza sobre el hombro del diablo y en un suspiro le dice: Te hemos extrañado, hermano.

El diablo no se manifiesta, no dice nada, ahora no lo puede ver a sus ojos. Le dice que por gusto bajó. Jesús le dice que su padre siempre lo ha perdonado, que no debería escuchar esos sermones del castigo, que fue un momento confuso, una mala reacción, que siempre pudo regresar al Cielo, que pudieron arreglarlo. Sin verlo a los ojos le responde que él no es digno de ningún perdón, que mire a su alrededor todos los que prefieren vivir en el vacío, sin Dios. Que se retire, que el tiempo en el infierno pasa más rápido que en la realidad, que han pasado días. Que ya es hora que se acabe su visita. Que nada lo hará cambiar de parecer, su lugar es abajo, que su exilio es eterno, que su perdón no es posible que ni siquiera el Dios que todo lo puede podría perdonar una traición tan grande de parte de quien menos se lo hubiera imaginado. ¡Mírate! Le grita a Jesús, le tomó miles de años dejarte venir, yo tuve que huir. No hay perdón para el diablo.

Jesús lo mira sin cambiar la sonrisa, se da media vuelta y empieza a caminar, se detiene. De espaldas solo girando un poco su cabeza le dice: Ahora que volveré al Cielo, creo que te visitaré más seguido, creo que en tu corazón que vio nacer este mundo debe abundar el amor, la compasión, el perdón por todos. Nos vemos, hermano. Jesús desaparece en un haz de luz hacia el cielo, su cielo. Millones de criaturas miran al cielo, lo ven desaparecer, exhalan un suspiro colectivo y ¡boom! como lluvia del suelo al cielo, millones de criaturas vuelven de donde provinieron. El infierno ha quedado casi vacío. Ver la compasión de Jesús volvió a darle una esperanza de salvación a todos los seres que la perdieron, que se perdieron en el mundo.

El diablo sentado en su trono, enfadado, lanza un grito ensordecedor. Tendrá que esforzarse más si quiere ver su infierno lleno de nuevo.

miércoles, 16 de marzo de 2016

La cosmogonía del tercermundo, génesis por @Ed_M_Undo

Al final, Dios creó el tercermundo, para dar abasto a todo el espacio vacío que le sobraba de tierra sin agua. A sus hombres no los hizo de polvo y barro sino de piedras preciosas y mármol, así serían mejores hombres que los ya creados. Los llevó a un bosque lleno de árboles de la ciencia y el conocimiento y nunca probaron un solo de sus frutos. Luego una serpiente trató de convencer a la hembra que si gritaba, inspiraba pena y dijese maldiciones (malas palabras) Dios le daría como premio un marido. Eva mató a la serpiente y usó su piel como petate en el que dormiría junto a su compañero Adán. Eso desató la cólera de Dios, pues la serpiente fue enviada a tentar a Eva pero en el tercermundo todo es malinterpretado.

Dios le dijo: Te maldigo a que siempre tus hermanas y compañeras hablen mal de ti, que nunca puedas conservar un empleo por los rumores que generarás a tu alrededor. Tú también Adán, te beberás todo el dinero de tu suelo, siempre serás engañado, no tendrás voz pero gritarás en grupos para que tus derechos nunca sean respetados, cada vez que creas más en Barcelona que en mi el equipo perderá. Nunca serás feliz mientras seas pobre y siempre serás pobre. Yo te maldigo con el tercermundo que nunca podrás dejar atrás, siempre que emprendas te corromperás, siempre que progreses te corromperás, siempre que crezcas te corromperás.

Y así Dios nos maldijo con el tercermundo.

domingo, 6 de marzo de 2016

Mal trip en Montañita, mayéutica por @Ed_M_Undo

A partir de una serie de elucubraciones acerca de un caso de crisis que aparenta una desproporción de magnitudes épicas, emprendo una serie de cuestionamientos que me llevarán hasta la epítome de una serie de desastrosos eventos.

Para que Montañita se posicionara a nivel mundial como un paraíso de libertad y libertinaje, ¿podría lograrlo con la constante vigilancia de la policía?
¿Podría la policía ser tan corrupta que convirtió en un hábito recibir pagos para no realizar sus visitas constantes y cotidianas a Montañita?
¿Pensaron los propietarios de negocios de Montañita que esta inversión en erradicar la ley y el orden, beneficiaría inmensamente sus empresas?
¿Podría permitir el consumo en exceso de alcohol, drogas, sexo libremente en cada rincón de Montañita?
¿ Qué tal si la ausencia de ley permitió que un problema aún mayor se generase, como una red internacional de trata de blancas?
¿No es estratégico Montañita para conocer mujeres de distintas nacionalidades en su paso por la playa para conocerla, identificarla, cotizarla en el mercado de trata de blancas?
¿Qué tal si después de Montañita, la viajera era atraída a estas redes internacionales de trata de blancas?
¿Qué tal si un evento tan desafortunado como la muerte de 2 turistas argentinas en Montañita fuese el detonante para que toda esta estructura de negocio de crimen organizado y trata de blancas se revele?
¿No está envuelto el más alto mando de la policía al permitir que sus integrantes hayan borrado de su ruta para imponer la ley y el orden a Montañita?
¿Puede un crimen resolverse tan rápidamente, sin investigación profunda?
¿Está Montañita lleno de reclutadores de trata de blancas?
¿Y si los presuntos asesinos no las mataron?
¿Si fueron pagados para declararse culpables?
¿Podría el estado pagar para ocultar estos crímenes?
¿Es Montañita un puerto para adquirir mujeres que luego viajarán con destino incierto para caer en las redes internacionales de trata de blancas?
Y para finalizar, la gran pregunta:
¿Podría revelarse por un terrible crimen que cobró la vida de 2 inocentes turistas en la plenitud de su juventud, una red internacional de trata de blancas, instalada en Montañita por su estratégica mezcla de nacionalidades, que se permitió por que la policía, pagada por los propios dueños de negocios del balneario, comprometer a toda la esfera de alto mando de un país, desde el más mísero patrullero hasta un ministro y peor de todo, un presidente?

Les diría que solo Dios sabe, pero la misma gente de Montañita se encargó que no haya Dios ni ley, el pecado es la ausencia de Dios, y aunque Dios está en todas partes, el diablo está en los detalles.

dedicado a María y Marina.

domingo, 28 de febrero de 2016

Debris: Ultraviolencia capítulo 2. Micronovelas por @Ed_M_Undo

imagen de una explosión de colores con el título Debris ultraviolencia capítulo 2 por Ed M Undo para el blog ficciondislexica.com

Mario es policía. Como policía su labor consiste en luchar contra el mal. Su novia, Moma, lo ama. Ella es dulce y su mirada placentera lo convierte en un guiñapo de suspiros. Mario dedica su vida a trabajar, desea casarse, tener hijos, una casa. Suele hacerle dibujos. Mario gana poco pero no necesita nada. Piensa que eso lo vuelve millonario. Poco es tanto cuando poco necesitas. Él solo necesita a su amada. Mario sale todos los días de su casa a las 7 de la mañana, encuentra una sintonía en la ciudad que recién se despierta, como si esta también padeciese catalepsia cada vez que más de la mitad de sus habitantes caen dormidos. La ciudad respira por sus alcantarillas, por sus ventanas. La ciudad pertenece a quien es capaz de domarla.

Mario piensa que la ciudad es indestructible, que nada puede hacerle daño. Lo mismo piensa del mundo, no cree en el calentamiento global. Piensa que lo que construye Dios el hombre no puede destruirlo. Lo han enfrentado aduciendo que el hombre puede separar su matrimonio que Dios ha unido. Mario argumenta que por cada divorcio nacen 100 amores. Que por cada pelea hay 10 orgasmos, por cada grito hay un millón de suspiros. Nada parece afectar a Mario. Pero Mario guarda un gran secreto. Su punto débil es Moma. Si algo le pasara él quedaría inmerso en la soledad. Moma es su brújula, su sendero de migajas en el bosque, su punto cardinal. Ella ejerce tanto poder sobre la vida de Mario que él siente a través de sus sueños. Él quiere tener una casa, hijos. Por eso trabaja duro en la policía.

Un día Mario empezó a investigar el caso de los Dátiles, una desconocida empresa que resultó tener ramificaciones en todos los negocios ilícitos del país. Mario fue sorprendido, secuestrado. Le ofrecieron un trabajo con cuyo sueldo podría comprar la casa que deseaba cada mes. Le ofrecieron comprarle lo único que no puede vender Mario: su conciencia. Mario los entregó, toda la organización cayó por su civismo, su ética, su moral, su mundo perfecto para sus hijos con Moma.

Un mes después de que cayó la mafia y Mario fue ascendido a jefe de la policía de Guayaquil, Moma fue secuestrada. Todos los medios siguieron el caso. Nadie la había visto, no había dejado huella. Todos sabían que la mafia lo había hecho pero todos estaban presos.

Un viernes, un cuerpo fue abandonado en la puerta del edificio de la policía de donde Mario no había salido por semanas, se bañaba y comía ahí, sin Moma no había sentido en volver a casa. El cuerpo abandonado era Moma. Estaba inconciente. Cuando la revisaron encontraron que todo su cuerpo había sido operado, una leve cicatriz milimétrica le daba la vuelta a cada uno de sus miembros. Al meterla a los rayos X descubrieron que cada uno de sus órganos vitales tenía adherido un explosivo, que una red inmensa de finos cables del grosor de un cabello cruzaban su cuerpo y se conectaban a su corazón y cerebro. Aparte de eso Moma estaba bien. No había perdido peso, nadie había abusado de ella. Mario por fin pudo descansar, quedo dormido en la cama del hospital.

El doctor que atendía a Moma lo despertó y le pidió hablar en privado. Explicó que su salud era normal pero no existía forma de operarla para quitarle los explosivos. Que tendría que vivir con eso por siempre, que seguiría una vida normal excepto en un inmenso detalle: si Moma llegase a tener un shock emocional, todas las cargas explosivas se detonarían. En su corazón estaba el gatillo para desatar la misma fuerza que la bomba que cayó en Nagasaki.

Mario quedó a su lado en la cama, tenía que esperar que su amada despertase y nunca, nunca, hacerla enfadar.

domingo, 21 de febrero de 2016

El día más feliz de mi vida, cuento metafísico por @Ed_M_Undo

Dicen que si has sido una buena persona, al morir Dios te permite regresar al momento más feliz de tu vida.

La gracia es un mérito que no se puede comprar. Yo nací dos veces. La primera vez estuve dormido 7 años, demasiado viejo para ser joven, demasiado tarde para vivir siendo inocente pero con una valentía que me permitió ingresar a todos los mundos que convergen en la ciudad. Dormí demasiado. Para cuando desperté tuve que volver a nacer para seguir creciendo. Tuve mis malos momentos. Tuve peores. Pero al fin logré descubrir que la vida es el tiempo que se entrega a otra persona. Que Adán no existió hasta que apareció Eva.

Cuando morí, volví a despertar acostado en un jardín seco, debajo de un árbol que no daba sombra. Al levantarme me sacudí la espalda pero nada se había pegado. Entendí que había muerto y los muertos no se ensucian. Tardé un momento en ubicarme, primero en espacio. Estaba en un lugar inmenso, casi vacío. Frente a mi un carrusel pequeño de hojalata daba vueltas. Luego en el tiempo. Por la sombra entendí que era el mediodía, por la cantidad de padres y madres con sus hijos entendí que era domingo y estaba en un parque. Un bus rojo con verde pasó a la distancia. Entendí que eran los años ochentas, antes de la regeneración urbana. Me sentía como en un sueño. Giré y me encontré un inmenso domo color gris claro. Entendí que estaba en el Centro Cívico de Guayaquil, y el parque era el Parque Forestal. Me embargó una súbita nostalgia, bostecé un deja vú. Entendí que yo había estado ahí.

Caminé hacia el carrusel y niños de todas las edades jugaban. Solo había un niño que parecía quieto en su caballito de madera y metal, concentrado viendo la nada mientras el aparato daba eternamente vueltas. Vestía un trajecito verde con una camiseta, unos zapatos ortopédicos color avellana. Parecía una estatua, su caballito parecía más vivo que él. Seguí caminando. En ese momento entendí que el magnetismo que me atraía a ese niño eran mis propios genes. Ese niño era yo. Ese era el día más feliz de mi vida. No pude contener mis lágrimas.

martes, 16 de febrero de 2016

Noir, poesía por Francisco C.(xiico) @nevaditomaltrip

Y me paso las madrugadas con las manos negras de amor e ira,
veo un cuerpo claro, rostro melancólico.

Y creo un ente amorfo con amor en cada ojo
y me dice detente, y me detengo;
y llora, y yo lloro
y así me cuenta historias que no pasaron,
que han deformado al mundo
y han traido recuerdos a un sueño.

Ay princesa de papel,
de dedos sucios y piel manchada
espero estés viva a la siguiente mañana.

sábado, 13 de febrero de 2016

Cuento Sin Nombre #2 por @UntalHaas

imagen de dominio público de Psique para el cuento sin nombre # 2 de @untalhaas en el blog ficciondislexica.com

-¿Crees en el Karma?- me preguntó.

La miré, estaba acostada boca arriba viendo a las estrellas.

Su pregunta no me sorprendió, usualmente las lanzaba al aire cuando no había nada de qué hablar. Raras, espontáneas, muchas veces retóricas y otras veces que me sonrojaba al escucharlas, las decía al azar, cuando íbamos juntos a casa, cuando miraba por la ventana del bus, cuando se aburría de abrazarme y cavilaba en mi hombro, cuando no tenía nada que hacer y el silencio le gritaba en los oídos.

La miré otra vez, sin que me viera, sin responderle mientras no esperaba una respuesta, la vi mientras sus ojos contaban estrellas. La miré y recorrí cada curva de su rostro, de su cabello al ritmo del viento mientras sonaba una canción de fondo que nadie más que yo podía oír.

Me llené de preguntas por pura distracción, me perdí en la belleza etérea y lejana de Carolina. Y me pregunté también si ella me amaba de la misma manera en la que yo lo hacía. Me pregunté si Carolina tenía planes conmigo en un futuro no tan cercano. Me pregunté también en todo lo que pensaba cuando yo no estaba.

Me volvió a preguntar algo, algo que no escuché por estar perdido en la limerencia efímera del momento. Giró su cabeza y se quedó estática, viéndome mientras yo la veía como idiota. Me preguntó también acerca de nuestra relación.

Llevábamos doce años siendo novios y habíamos pasado la montaña rusa de la vida, juntos, pero nunca, nunca había preguntado acerca de la relación. Habíamos cruzado medio mundo, habíamos peleado, disfrutado, comido, bailado, leído y una lista extensa de cosas que quizás nadie más que nosotros había hecho. Al final había leído la frase de Jack Kerouac que decía: “Enamórate de tu existencia” pero yo ya me había enamorado de la de ella.

Me preocupé, una pregunta como esa no es sacada al aire así como así, debe existir un trasfondo en una pregunta como esa. Se puso triste, porque me quedé sin responder, porque eran muchas preguntas que seguía haciendo pero yo no había respondido.

Le dije que era feliz, porque no me importaba lo demás, porque no me agobiaba el futuro cercano o lejano, ni me preocupaba la vida porque era feliz junto a ella, y pase lo que pase, ya habría tiempo después para ponernos tristes.

Y entonces me besó, me besó una vez más después de doce años de haber sido novios, después de tantos besos que robaban el aliento, lo hizo esta vez bajo las melifluas melodías de los ángeles que pausaban el tiempo. Me besó como nunca antes lo había hecho y me besó tan, pero tan fuerte…

… que nunca más ninguno de los dos volvería a estar triste.

imagen en dominio público: Antonio Canova (Italian, 1757–1822) - Eric Pouhier (May 2007)

jueves, 21 de enero de 2016

Lupo, ¿eres tú?. Primera temporada de Lupo el lobo Molina, ficción por @Ed_M_Undo


Nada que haya creado el hombre tiene valor alguno para mi.
Lupo abre los ojos pero sus pupilas se encuentran dilatadas. No puede ver nada. Ya se ha acostumbrado a su pesadilla. Entre las alucinaciones, los sueños y las premoniciones, lo único que ha conseguido diferenciar a sus 36 años son sus pesadillas. Siempre son tan reales que cuando abre los ojos piensa que ha caído dormido en el sueño.

Su pesadilla es sencilla y aterradora. Su madre es empujada con mucha fuerza a una piscina llena de antibiótico. Se encuentra embarazada de él y Lupo puede sentir, ver, respirar, todo lo que le pasa a su madre le pasa a él. La piscina llena de antibiótico lo aterroriza. Su madre nada pero el peso del vientre inflamado por las 29 semanas de gestación la hala hacia abajo. Él es su propio lastre. Así siempre ha sido. Su madre de 17 años nada con todas sus fuerzas, mantiene la boca cerrada, recuerda que en el dispensario médico le han dicho que no puede tomar ni una gota de antibiótico. En el interior del vientre escucha claramente a su madre hablar hacia su interior: Guadalupe, ¿eres tú?.

Lupo ya no se exalta cuando despierta a la medianoche, ha visto tantas cosas malas, maldiciones, asesinatos, que ya nada lo asusta, pero siempre teme a los antibióticos.

domingo, 10 de enero de 2016

Cuento sin nombre #1, por @UnTalHaas

Y ella encontró al amor, en la soledad circunstancial de una joven de 76 años, sentada en la mecedora de Guayacán que había adquirido años atrás en una ocasión que no recordaba. Veía al infinito, por la ventana, sintiendo la brisa del mar frente a ella mientras esperaba a la muerte.
Esperó, durante días, semanas, meses y quizás años, en ese entonces ya no lo recordaba, esperó a sus hijos y nietos que no volverían, esperó a su esposo que había fallecido treinta años antes.
Esperó algo de la vida, algo que nadie más sabía, una cosa, tal vez tan simple como una palabra, o tal vez tan compleja como la física cuántica y que incluso ella olvidaba a ratos.

Había encontrado al amor y no sabía como contarle a los fantasmas que la seguían desde que dejó de contactar al mundo, ni a las motas de polvo con las que iniciaban tertulias vespertinas en la cómoda soledad. Encontró al amor y se había olvidado por estar recordando cosas que a lo mejor nunca hizo en su corta vida.
Recordó el olor de las orquídeas de su patio cuando era niña, o el color amarillo de los Guayacanes en Febrero, recordó un millón de cosas en la quietud hambrienta de su habitación blanca como el vestido que llevaba. Se acordó de cosas y se olvidó que imaginó mil otras, pero al final, se acordó de que también era tarde para amar, pero no importaba, porque ese amor que sentía, era a la muerte que esperaba.

domingo, 3 de enero de 2016

Lupo "el Lobo" Molina, primera temporada por @Ed_M_Undo

cuadro de El Bosco junto al título de la obra Lupo el Lobo Molina del blog ficciondislexica.com

Lupo el Lobo Molina. Así lo llamaban sus amigos. Digo llamaban no por que Lupo haya muerto. Los que murieron son todos sus amigos, sus enemigos, su familia, sus conocidos. Es como si Dios hubiese querido desaparecer del planeta a Lupo, pero en vez de arrebatarlo, decidió eliminar a los que lo rodeaban.

Si Lupo fuese un diagrama de Ben, él siendo el centro, lo demás siendo el vacío y el olvido. A veces lo recuerdo como si lo hubiese vivido, visto desde mis propios ojos. Lupo es una causa perdida, un alma que ya existía fuera del paraíso, alguien que salió a flote del gran diluvio, el primer y último habitante de Gomorra, el único inocente de Herodes que sobrevivió además de Jesús, no por que los soldados romanos no lo encontraron, lo tuvieron en sus manos, pero algo los hizo arrepentirse. Su error llega hasta nuestros días.

Para que entiendan los hechos que llevaron a Lupo a convertirse en el Lobo, el mejor detective, o como le decimos en Ecuador: pesquisa, debo advertirles de un evento en la vida de Lupo, si a eso podemos decir vida, que marca una etapa antes y después.

Verán, Lupo un día tenía una familia. Una esposa, un hijo. Lupo tenía problemas pero muchos decíamos que los problemas tenían a Lupo. En esa época Lupo era feliz, amoroso con su esposa, firme con su hijo. Dicen que su hijo fue la única persona que amó a Lupo. Pero Lupo tenía muchos vicios, en particular esa tarde había consumido aguardiente con una mezcla de analgésicos y crack. Decía que encontraba una sintonía que encontraba a los malos. Parece mentira, pero Lupo aún tiene el récord de arrestos y crímenes resueltos de todo Ecuador. Parece mentira.

Ese día era el cumpleaños de su hijo. Vivían en un humilde departamento de un conjunto habitacional del sur de Guayaquil, de esos que la gente vivía en su casita pegada a la otra, esas que el techo era demasiado bajo, que había que instalar ventiladores en todas partes para que el calor no se resista a abandonar la casa. Su esposa preparó la torta, sánduches de atún. Llegó la familia, comadres. Lupo no tenía familia. Llegaron los vecinos, los niños corrían en la sala diminuta. Había mucha bulla. Lupo estaba metido en un caso del que les contaré luego, EL CASO como le llamaremos. Lupo estaba intoxicado, pero su gran tamaño le permitía aguantar, no se veía maltratado.

Lupo entra a la casa, sus oídos no pueden escuchar, sus ojos ven borroso, alguien le da una palmada en la espalda, su esposa lo besa, no siente su cara. De pronto escucha un grito, es su hijo que se alegra de verlo. Todo pasa en cámara lenta. Se vira, el niño corre a sus brazos, lo agarra, nunca ha visto tanta felicidad en sus manos, lo levanta, lo alza al techo. De pronto todo se comienza a poner rojo, las caras se transfiguran, cuerpos se contorsionan. La sala se pinta de rojo mientras tiene las manos levantadas. Las aspas del ventilador a toda velocidad le han cortado la cabeza a su hijo. Aún sostiene su cuerpo entre sus manos. Luego todo es olvido.

No volveremos a saber nada de Lupo hasta EL CASO.