domingo, 23 de agosto de 2015

Bebé de mi sangre: Las crónicas de Ian Tate Polanski vol.1.3

Roman Polanski y su difunta esposa Sharon Tate junto al logo de crónicas de Ian Tate Polanski una serie original de ficciondislexica.com


por Ed M Undo

Roman Polanski se hace toda la película en su mente. Se encuentra frente a la mejor historia de su vida y sabe que nunca podrá filmarla. Lo antecede una vida privilegiada que nadie hubiese imaginado. Su palacio ha sido irrumpido, su tesoro profanado. Aguarda que la policía lo deje pasar a su propia casa, sabe que debe ser peor que lo imaginado. Enciende su vigésimo cigarrillo con la colilla del anterior. Solo ha usado un fósforo esta noche. Piensa en la cabeza, hasta donde puede llegar la mente humana, que tan lejos puede llegar un pensamiento. Se siente tranquilo, no ha cometido nada malo. Pero sabe que su esposa ha muerto y con ella su hijo en el vientre. Pobrecita, tan joven y tan bella Sharon Tate, tan deseada.
Su vida fue más corta, duró un solo verano. No le parece raro, no se siente raro. Nunca la pudo imaginar vieja, ni de treinta años. Sabe que a su corta edad vivió demasiado. Será la musa sin cabeza, la primitiva princesa de California, la duquesa de lo perdido, oráculo de la psicodelia, heredera de lo oculto en tránsito a nunca llegar a ser reina. Pobre Sharon, era tan bella, tan deseada, tan honesta. No está seguro que el niño sea suyo, ella le confesó que tampoco estaba segura. Antes de partir a su filmación, Polanski y ella se sinceraron. Él quiere que sean sinceros, que la fidelidad es un destiempo europeo, una utopía placebo. Piensa en su destino, en sus futuros, estaba seguro que ella tan bella ganaría pronto el Oscar. La Academia necesita forjar estándares transversales de estética para las masas, ella es imposible pero es bello saberlo. Antes de partir a la filmación, él quiso amarla por un instante, una fracción de milenio. Sharon se ve regia embarazada, su cuerpo parece invadido por otro cuerpo que no cabe en su belleza espartana, con su cabellos surrealista, sus pupilas siempre dilatadas, sus dientes de porcelana, sus pantorrillas de bailarina francesa, su piel está cubierta de una leve textura como terciopelo transparente, un gobelino virginal. Pobre Sharon, Roman Polanski la amaba tanto. Fueron sinceros, ella le dijo que no estaba segura que él fuese el padre del hijo de ambos, por eso él le propuso que lleve su apellido primero. Antes de partir a la filmación le pidió algo, que lo dejara nombrarlo, ella con la sonrisa de diva del cine lo contempló como si no estuviese delante de ella, y asintió. Roman le dijo: si es niño quiero que se llame Ian.

Un policia obeso se acerca a Roman Polanski y le dice que pase, mientras caminan a su propia mansión el agente le pone la mano en el hombro y le dice que nunca ha visto nada como esto. Polanski se detiene y lo mira con los ojos de un relojero ciego, le dice que está preparado, que ha aceptado la vida después de la muerte, que sabe que lo que haya ocurrido, Sharon y el niño están en una mejor vida.

"Pero señor Polanski" dice el policía: se robaron el feto.

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Lee Ian Tate Polanski vol 1.1 http://www.ficciondislexica.com/2011/06/ian-tate-polanski-episodio-1-por-ed.html
Lee Ian Tate Polanski vol 1.2 http://www.ficciondislexica.com/2012/01/ian-tate-polanski-episodio-2-por-ed.html

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