martes, 13 de abril de 2010

yo dios (vol1)

Al comienzo, no existía nada, absolutamente nada. La nada es color bermellón terriblemente oscuro o como sería llamado más adelante, color negro. Aún no había sentido en la luz y la oscuridad, pues éstas sólo se apreciarían el día en el que se desconozca la soledad, mientras tanto, daba igual tener los ojos cerrados.

Desperté con los ojos cerrados y no los abrí por más de 50 millones de años, en la soledad. Lo primero que aprendí fue a escuchar, luego, como la estatua filosófica de Borges, descubrí el olfato.

Existí en silencio hasta que descubrí que había empezado a existir desde algún tiempo. Algo había sucedido a mi alrededor, algo estaba floreciendo, tardaría 1 millón de años más en darle nombre, y el día que lo haga todo adquirirá un sentido más apremiante de la supervivencia, el nombre que le di, el nombre que le di fue vida.

(Fragmento inicial del decálogo de (este) universo, libro 7, escrito por Ed M. Undo, 1979)

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