martes, 30 de enero de 2018

Se busca guardián, cuento de @Ed_M_Undo

Érase una pez.

Nántier, el pescador del pueblo, siempre contaba ese chiste del que nadie nunca se reía. Acusaba a la ausencia de alcurnia de sus convoyantes, que su humor británico era muy poco apreciado en estos lares. Que es un claro mensaje que su destino es en otra parte menos aquí.

Era famoso por que un día regresó de su jornada con un pez espada y sin su compañero, Duval. Insistió que había capturado el enorme pez luego que escuchó el grito de su amigo apagarse en las fauces del enorme animal y que de la furia lo atravesó 10 veces con un harpón (la verdad es que nadie en el pueblo tenía harpón) y con la fuerza de 27 niños arrancó del bravo mar al espécimen que luego donó al museo de Valdivia para que sea exhibido a todos los niños estudiantes como advertencia que al mar hay que saberlo respetar.

Han pasado 30 años desde que se colgó la cabeza disecada del pez espada en el museo y aún no consiguen un solo guardián que dure más de un día. Todos huyen al pasar la medianoche insistiendo que el grito que sale de cráneo les hace helar la sangre.

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