domingo, 19 de febrero de 2012

MICROHAMSTERS por Ed M. Undo


Cuando amanecieron en nuestra bañera nos causó más ternura que consternación, pero cuando nos enteramos que había ocurrido en todo el mundo al mismo tiempo nos pareció tan extraño que ese día los dos decidimos faltar al trabajo. Mi novia Moma y yo nos dedicamos a trabajos muy diferentes. Aún no pensabamos tener hijos, pero una mascota no habíamos considerado y estos 3 microhamsters necesitaban un papá y una mamá.

Eran hamsters tan pequeños que entraban en la palma cerrada de la mano de mi novia y les alcanzaba espacio para correr y brincar. Eran tan pero tan pequeños que no podíamos creerlo. Pasamos todo el día en pijamas mirando muy de cerca estos extraños ratoncillos. Moma trajo su lupa y nos dedicamos a sobarlos con nuestros dedos meñiques. Hasta ese momento siempre había pensado que este dedo no servía para nada.

Al día siguiente parecieron haber crecido un poquito más. En el trabajo era lo único que se hablaba, supimos del conserje que sufrió un infarto al darse cuenta que su nieto se había comido 5 de sus microhamsters. En la tele los científicos hablaban de un virus que da vida a estos pequeños animales, que al parecer son asexuales. Muchos habían decidido llevar los suyos a la oficina y nos apenamos cuando Mimi, la practicante, perdió uno en el lavabo.

Una semana después nuestro temor empezó a crecer, como lo habían hecho nuestras mascotas. Y no lo dejaron de hacer jamás. Nosotros sólo teníamos 3, que para el mes eran del tamaño de chanchos recién nacidos, pero nuestro vecino Abel, que había colectado 71, había sido abandonado por su esposa cuando este se rehusó a sacrificarlos.

Sacrificio era la palabra que todos temíamos pronunciar. Los científicos se habían vuelto a reunir y analizar que además de ser asexuales, los macrohamsters no producían ninguna sustancia proteínica benéfica para el ser humano y su carne podría llegar a ser venenosa.

El gobierno empezaba a preparar un plan de contingencia. A las 2 semanas dejamos todos nuestros trabajos pues era emergencia mundial deshacernos de esta plaga. Nuestros 3 monstruosos megahamsters eran del tamaño de bueyes adultos y habíamos escuchado rumores que uno se había comido un niño en Batallón del Guasmo. Habían tapado la cuenca del río Jubones con los cuerpos de los primeros que empezaron a ser sacrificados en el país, lo que derivó en inundaciones en la zona. Al parecer sacrificarlos producía una serie de terribles accidentes en la zona. Los franceses que fueron los primeros en hacer un exterminio total de la raza de megahamsters fue atacada por tal cantidad de fenómenos cataclísmicos que no nos dejó duda, matarlos ocasionaría el fin del mundo.

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