sábado, 2 de julio de 2011

4.Cómo volví a conocerla, por Ed Undo


La odio. No la puedo encontrar. No la puedo entender. No me logra aceptar. No deberíamos habernos conocido, peor aún si vivimos en dimensiones paralelas, tan cercanas e inalcanzables. Ella me hizo sentir algo que creí haber olvidado hace mucho tiempo, algo con lo que había perdido todo rastro humano: el sueño. No la capacidad de imaginar que la evolucioné a soñar despierto, sino la habilidad de buscar descanso, de dejar de pensar, de renacer, de llamar hogar aquel lugar donde reposas la cabeza. La odio por haberme contagiado de su narcolepsia, yo a cambio le cedí mi ansiedad colectiva, mi síndrome de abstinencia. Entre los dos nos vamos a aniquilar: ella un amasijo de emociones sin brújula (da miedo), yo un desastre pasional, un crimen a la humanidad, un témpano de confusiones.

Mi historia es complicada e intrínseca y si todo se puede terminar creo que no es precoz contarla en este momento. Mi alma es muy antigua, de las más antiguas del continente, no existen muchos de mi especie, ergo, soy un solitario por naturaleza.

En la antiguedad, dada la gravedad de la supervivencia fuimos forjados en equipos de dos, como podrán imaginar, ella y yo, nuestra única misión: cuidar un alma colectiva. Pero la perdimos en batallas mutuas, en sus confusiones y mis equivocaciones, dejamos de hablarnos por lustros, nos alejamos a años luz y nos olvidamos que existíamos.

Lo más extraño es que siendo yo el que más la necesitaba la había olvidado totalmente, y siendo ella quien escapó y nunca quiso saber nada de mi, fue ella la que reanudó el contacto.

Nos perdimos durante siglos, yo no reconozco su poder, algo nubla mi sexto sentido, pero ella ve en mi algo especial, espacial, algo que jamás nadie había descubierto, quizás somos la misma criatura que nos perdimos y no se reconoce al verse, fue así como nos reencontramos: antes de conocernos, veo en ella eternidad, trascendencia, blanda ultraviolencia, ansiedad, necesidad de atención, confidencia. Y así fue como volví a conocerla.


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