viernes, 1 de agosto de 2014

Perderse en un bosque (cómo inicia mi novela) por @Ed_M_Undo


Aún no revelaré el nombre, lo tengo en mi cabeza desde 1999, por ahora le diremos ITNOL.

Uno de los personajes principales de esta fragmentada historia contada en 5 episodios distintos del tiempo y espacio es Cecilia. Ella es la única hija de una familia poderosa y adinerada, hablo de más ricos que un millonario. En efecto, Cecilia creció en un castillo. Pero esta no es una historia mágica, ella es la única hija de este matrimonio de padres incomunicados en el que la madre se obsesionó con tener un hijo pero perdió demasiados. Debe existir un momento en el que dejas de intentar algo. Dicen que la diferencia entre un loco y un genio es que el genio sabe cuando parar. Ella nunca paró, así que desde los 19 años hasta los 58 intentó una y otra vez quedar embarazada. Los primeros intentos fueron nacidos del amor de una pareja apasionada, cada pérdida era una depresión total. Llegaron a cercar el castillo para evitar que los aldeanos se acercaran a darle sus pésames, sus condolencias.

Así que luego de 39 años, cuando los padres ya habían olvidado tener hijos, su madre quedó embarazada. Estaba tan vieja que pensó que era cáncer. El embarazo pasó sin novedades pero los padres ya habían agotado sus esperanzas, era demasiado tarde para decirle embarazo no deseado. Cecilia vino al mundo en un cuarto oscuro y nadie le habló hasta que cumplió 3 años, cuando decidieron entregársela a una niñera que viviría al otro lado del gigantesco patio, en una casa de invitados que quedaba a casi medio kilómetro. Verán, entre la mansión y la casa de Cecilia, había un cementerio con 189 lápidas con todos sus hermanos que nunca nacieron. Sus padres hicieron un funeral para cada uno de ellos, le dieron nombre y una lápida.

Un loco no sabe cuando detenerse.

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