sábado, 3 de octubre de 2015

The Expectant doll, cuento de @Kikyome

imagen de ojo de plástico de una muñeca junto al título The Expectant Doll de @Kikyome para el blog de literatura independiente Ficciondislexica.com

Ojos más oscuros que la noche sin estrellas, ni un solo resplandor se reflejaba en ellos, su largo cabello fluía por sus hombros enmarcando su rostro aporcelanado que resaltaba gracias al peculiar color turquesa de su cabellera, imitando a una cascada traslúcida oculta en los más profundos bosques, una visión de perfección y belleza jamás antes vista, así la describían quienes la observaban.
Labios perfectos y siempre dibujando una línea que no era ni una sonrisa ni una mueca de tristeza, sin embargo y aunque era sólo una muñeca en aquella gran tienda que era el mundo, podía oír desde siempre lo que decían al verla “se ve tan triste” “se ve solitaria” “es hermosa pero no parece ser feliz” escuchando estas cosas día tras día, esas y sólo esas palabras sus ojos continuaban oscuros sin fondo y su cabeza ligeramente ladeada como quien no quiere darle importancia a lo que está pasando frente a ella. 

Años y más años pasaron y ella en ese mismo escaparate, muchos la habían comprado cegados por su misticismo  y  sin embargo no había resultado, jamás había llegado a un hogar cálido, jamás una mano realmente amable había acariciado su cabello, es como si viviera en una burbuja de cristal y por más que quisieran tocarla jamás nadie lograba alcanzarla y por eso siempre volvía a aquel estante esperando con un aparente quemeimportismo al siguiente crédulo que viniera a probar su suerte con ella. 


Fue tarde en la noche cuando un misterioso personaje se acercó a la tienda dónde su semblante parecía desesperanzado y pidió por ella, aquel hombre de sonrisa amable llevaba un sombrero y venía empapado, había atravesado la tormenta por llegar a tiempo a verla, era un viajero, pudo deducir al ver sus ropas desarregladas y uno extranjero por su semblante poco familiar, sus ojos se habían prendaron de ella desde el momento en que la vio y sin dudarlo había venido a llevársela con él.
Por misterioso que pareciese no la llevó a una casa ni a un hotel, continuó su viaje fuera de ese pueblo del que ella jamás había salido, viajó con él por más paisajes de los que jamás se había imaginado, noche tras noche escuchando sus historias de aventuras pasadas y viéndolo sonreír para ella, su semblante sin vida no había cambiado, no podía, así era ella, tan sólo una muñeca, fue creada con esa mirada fija y sin sentimientos, no podía cambiar y no podía responder a las sonrisas de aquel amable  viajero, sin embargo noche tras noche lentamente comenzaba a desear poder hacerlo ¿Qué tan feliz se pondría si pudiera sonreír? ¿Se asustaría? ¿La alejaría? ¿O sería aún más brillante su sonrisa? Quería saber, la llevaría tal vez por el mundo ahora de la mano? Podrían correr juntos? Podría sentir el viento y el calor del sol? Quería vivir, con aquel viajero, no sólo estar ahí, quería vivir para él y con él.

El sol de una mañana de invierno era dolorosamente brillante, cubrió por impulso sus ojos con una mano y se giró molesta por la interrupción del astro rey del cielo, al segundo abrió sus ojos y parpadeó en shock. Podía moverse, sus manos, sus pies, sus párpados, tocó su rostro incrédula y saltó de la pequeña manta donde recordaba aquel viajero la había colocado para descansar, gateó hasta el lago cercano y se vio reflejada en las aguas, la sorpresa tatuada en sus facciones ahora reales, sus ojos por fin con el brillo de un alma y un corazón caliente latiendo en su vacío pecho. 

Estaba viva, era un ser humano, no más una muñeca ¿pero cómo, cómo había pasado? Regresó tambaleándose hasta el campamento y a su lado vio una nota, ella no sabía leer esas formas en el papel pero de seguro el viajero podría, se sentó a la sombra del gran roble y esperó, esperó sin saber si eso en su rostro era una sonrisa, pero todo era tan emocionante y nuevo que no podía esperar, sin embargo lo hizo, esperó hasta que el sol su único compañero la dejó para darle paso a la egoísta luna que cambió el calor por frío en sus manos y su nuevo cuerpo, lentamente sus labios habían cambiado a aquella expresión que estuvieron tantos años acostumbrados a mantener y lentamente una sensación desconocida se apoderó de ella haciéndola dormir, no quería pero no podía más, tal vez mañana si podría verlo, de seguro volvería por ella pronto y se sorprendería y ambos podrían bailar bajo los cálidos rayos del sol. 

Lo siguiente que conoció fue el dolor y la desesperación ¿Dónde estaba su viajero de amable sonrisa y dulce voz? Cansada de esperarlo se decidió, tomó todas las cosas que había dejado el otro atrás y emprendió su camino con la nota en su mano, recorrió valles y praderas hasta llegar a un pueblo ahí esperó a alguna buena persona y mostrándole el papel con sus ojos le suplicó que le dijera lo que decía, ya que también había descubierto que no sabía cómo hablar como los demás y entonces las palabras que fueron pronunciadas rompieron la ilusión cruel que en ella había nacido “querías vivir con tanta fuerza que no tuve más opción que cambiar lugares contigo...ojalá hubiera podido verte sonreír una sola vez...gracias my lovely  expectant doll”  

Lágrimas rodaron por sus ojos por días y semanas enteras y cuando no hubieron más para regar su rostro su corazón continuó llorando ¿Este era el mundo en el que tanto había querido vivir? Estaba mucho mejor siendo una muñeca, hubiera sido mejor jamás dejar la seguridad de la tienda, no tener sentimientos estaba bien, no conocer la felicidad estaba bien si así se evitaba conocer el dolor y aunque su mente gritaba esas palabras mientras continuaba vagando por caminos antes recorridos de a dos, no quería negar que conocer al viajero había sido lo mejor de su vida y cambiaría esa humanidad suya mil veces con tal de ver aquella sonrisa amable, no necesitaba ser humana, si lo había deseado sólo fue por él y sin él no tenía sentido estar ahí. 

Sus pasos lentamente la regresaron al único lugar que conocía, vestida aún con sus ropas de muñeca y con su cabello algo desarreglado, sus ojos que ahora conocían la tristeza y la soledad, ahora y sólo ahora se veían realmente vacíos, había entendido que jamás nadie vio lo que realmente era ella, una muñeca en espera, en espera de conocer a ese alguien quien daría luz a su vida, ese alguien a quien ahora podía ver de nuevo, en el estante dónde siempre estuvo sentada viendo el mundo ahora un nuevo muñeco vestido de viajante ocupaba su lugar, su semblante sin embargo era brillante, estaba feliz, sonreía como ella recordaba y lloró una vez más tomándolo en sus brazos y presionándolo contra su pecho sin poder expresarle lo que quería, sólo supo aferrarse a él derramando lágrimas que mojaron el rostro endurecido del objeto sin vida, deseó, deseó con todas sus fuerzas volver el tiempo atrás, pidió perdón por su egoísmo y codicia al querer más de lo que ya tenía, estar con él era suficiente no deseaba más, por eso “devuélvemelo” fue lo que logró pronunciar antes de perder las fuerzas y quedar ahí tendida en el rígido suelo de la pequeña tienda dónde nadie trabajó jamás. 
El bullicio de la calle no lograba entrar hasta el escaparate, había mucha gente a su alrededor mirándola, mirando en su dirección, notó que no podía moverse y lo supo de inmediato, había vuelto a ser una muñeca, pero aún quedaban rastros de lo que eran sentimientos en ella, podía sentirse alegre porque eso significaba que su viajero había recobrado la vida, si era así nada más importaba incluso si no estaba ahora con él y de nuevo se hallaba en aquella tienda, podía sentirse en paz, habían cambiado sus vestidos y ahora vestía una tela blanca de pies a cabeza, la gente afuera parecía muy emocionada, pero eso era normal para ella quien siempre había llamado la atención, sin embargo no dejaban de apuntar a su lado, miraban a otro muñeco, lo cual era raro pero no de su incumbencia, nada volvería a importar nunca más. 

La campanilla del establecimiento anunció a un nuevo comprador, ¿sería su nuevo comprador? Era una mujer increíblemente feliz, señalando en su dirección como siempre pasaba y sacándola del escaparate poniéndola en una caja demasiado grande para ella sola y entonces su sorpresa aumentó al ver que tomaban a otro muñeco  y lo ponían en la caja frente a ella, ese otro muñeco era uno que ella jamás había visto en esa tienda, sus ojos dulces y su expresión amable le recordaban a su viajero, vestía todo de negro pero sus ojos no se veían muertos y la veían de forma persistente, tras un par de segundos lo supo, era él, su viajero, un muñeco ¿Por qué? ¿Por qué los dos eran muñecos? Y ¿Por qué a pesar de tan cruel destino el parecía tan feliz como siempre lo había recordado? No podía preguntar pero en su interior sabía que su corazón estaba destrozado. 

La mujer que los había comprado estaba feliz, todos en aquella casa parecían felices y emocionados, al llegar a lo que parecía su habitación los dejó frente a un gran espejo y la escuchó decir “ustedes son una pareja de amantes, al igual que yo han encontrado a su otra mitad por eso jamás los voy a separar”. Al caer esa noche sintió un tirón en su mano y notó que podía moverse lentamente, el viajero había tomado su mano y su expresión le decía lo feliz que estaba de poder estar juntos, para siempre juntos, sin importar el tiempo, sin importar nada, siempre estarían juntos y a dónde ella fuera y cualquiera que fuera el paisaje que viera lo verían juntos para siempre, lentamente dejó a sus labios sonreír y una única lágrima bañó su mejilla de porcelana al sentirse completa por fin, ya no era una muñeca a la espera, tenía por fin su final feliz.

FIN 

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