Pablo, sólo pensaba en la manera en que todos estarían sentados observándome, hablando entre sí y murmurando sobre el error que había cometido al venir a casa conmigo, imaginaba las cámaras y grabadoras que pondrían frente a mí, buscando remordimiento y logrando que tartamudeé mientras leía lo que ellos querían escuchar.
Apenas tuve fuerza, agarré el marcador negro y una hoja, empecé a dibujar cada palabra. Recordé las respuestas que nunca me dio y las preguntas que nunca hice, al final de todo, lo que ellos querían escuchar era lo maravilloso que había sido él conmigo, y por última vez yo estaba dispuesta a mentir.
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